Por Leslie Cota
Los textos narrativos son aquellos que cuentan con un narrador, quien relata la historia de un personaje, ya sea ficticia o real, incluyendo un lugar y tiempo determinados. Su estructura es de un planteamiento, el cual introduce a los personajes y el ambiente, le da una idea al lector de qué se tratará la historia; el nudo es la parte donde se desarrollan los acontecimientos de la historia, la trama o el problema de ésta, y finalmente un desenlace la parte donde se resuelve el conflicto de una forma positiva o negativa. Pero para ello, debemos tener en cuenta que en el desenlace no siempre terminará de una de estas dos formas, el autor es quien tiene el poder de decidir el cómo terminar el relato.
Existen dos tipos de formas de finalizar el relato, el final cerrado o el abierto. El final cerrado es cuando el autor deja un final en específico, donde no se sabe más de los protagonistas, un ejemplo de estos es “Y vivieron felices por siempre, fin”, el lector es consciente de que no existe una continuación del relato. Mientras tanto, un final abierto es aquél en el que el escritor deja al lector que imagine que podría pasar para completar el relato. En este tipo de finales todas las preguntas quedan sin resolver, como resultado se pueden hacer distintas interpretaciones, dependiendo de lo que haya entendido cada lector. Pero para ello el autor tiene que tiene que tener un dominio de la historia y personajes.
Los textos narrativos tienen distintos tipos como lo son los cuentos, novelas, historietas, chistes, leyendas, entre otros. Al mismo tiempo se clasifican por género literario, clasificándolas por contenido y estructura. Además de también existir los géneros de aventura, romance, drama, ficción o fantasía, entre otros. Hoy en día la ficción, es un género muy popular, es considerada una especulación realista acerca de posibles eventos futuros, basados sólidamente en el conocimiento adecuado del mundo real, pasado y presente, y un conocimiento de la naturaleza y el significado del método científico además de que desafía los límites de lo imposible. En conclusión la ficción es la simulación de la realidad, presentando un mundo imaginario y diferente al que vivimos.
La ficción comúnmente suele tratar los temas de como sucesos que aún no han tenido lugar en nuestra tierra, vida en otros planetas, contacto con extraterrestres, destrucción futura de la tierra, que el equilibrio ecológico se vea amenazado, clonación y manipulación genética, inventos, viajes espaciales a través del tiempo, redes informáticas que lo controlan todo, robots y máquinas que tienen el poder, entre otros. Sus elementos más frecuentes de los que habla son naves, armas sofisticadas, computadoras, objetos especiales, uso de telepatía, telequinesia, instrumentos para volar, para teletransportarse, o hacerse invisible. Y finalmente el lenguaje que utiliza son inventar nuevos términos para designar objetos, lugares y nombra idiomas que no existen.
Al tener en cuenta ambas definiciones, ficción y final abierto, podemos llegar a responder la pregunta de qué es un final abierto en la ficción. Para los autores es un desafío hacer este tipo de narraciones, su objetivo principal es hacer que el lector eche a volar su imaginación a lo máximo hablando de algo ficticio. El final abierto en la ficción es, que al dejar un relato relacionado con cosas inexistentes en puntos suspensivos, hacer que el lector pueda y tenga en claro la lectura para que el final que cada uno de ellos le agregue sea en base a lo que se ha leído.
Algunos ejemplos de los finales abiertos que podemos encontrar en distintos relatos son estos.
– La voz (David Gómez Salas)
¿Supiste que mi hermano enloqueció?
No lo sabía—contesté. No quise saber nunca más algo sobre él, porque creo que él te mató. Nunca creí lo de tu suicidio.
Pues enloqueció—me dijo, esbozando una pícara sonrisa; y agregó: dicen que su conciencia le hablaba, que oía mi voz en las noches.
En este primer ejemplo, podemos observar como el autor no deja un final definido, queda inconcluso y se necesita que el lector imagine o cree un final para el relato.
La historia termina con una diálogo entre los personajes, señalando el cómo se sintió al decirlo, especificando la forma en la que se encontraba. Gracias a este tipo de detalles, puede resultar mucho más fácil para un leyente crear otra escena y terminar el relato.
– Gotas en las mejillas (Genoveva Gómez Lince)
Ella pensó que era un castigo; por molestar a los mayores, o por jugar dentro de la casa. Tenía mucha sed (como todos), e hizo lo único que sabía hacer cuando anticipaba una sanción: cerrar los ojos y esperar a que se termine; y abrazarse para el impacto.
Pero, cuando sintió esas gotas de agua caer por su mejilla, supo que lo que estaba pasando era todo menos un castigo; y aún menos cuando oyó las arpas y flautas que desde hace mucho tiempo no escuchaba.
En este relato también podemos ver que es un final abierto, pero en lugar de terminar con un diálogo como en el anterior, el narrador habla de los sentimientos del personaje en específico, con base a la situación previa. Termina con un final negativo, que si, el lector gusta, puede cambiarlo a positivo para su satisfacción y agrado.
– Quedé atrapado en un sótano (Matías Brezina Borges)
Estuve horas atrapado cada vez que intentaba salir se sentía un pisotón en la puerta y al rato esa risa chillona. Luego de varios intentos me cansé, cuando vi que la manija se movía haciendo un chirrido espeluznante al mirar esa cara pálida, pelo largo castaño y ojos blancos como la nieve con esos dientes chuecos.
En ese momento grité de repente eso me tapo la boca y me golpeó, fue tan fuerte que me desmaye, desde ese momento no tengo nada claro solo esos ojos blancos.
En el último ejemplo podemos ver, que al igual que el ejemplo anterior, termina señalando los sentimientos del personaje en específico, pero además señala la escena en general, el ambiente que se presenta, los detalles de cada movimiento y personaje que ocupa la escena. La historia podría acabar en ese punto, pero al ser abierta se puede agregar una continuación aleatoria al relato, pero siempre basándose en los detalles previos para poder terminar de una forma entendible y a la vez imaginaria, dependiendo de cada persona que lo lea.
Los finales abiertos benefician a nuestra sociedad y a los autores, hablando de la venta de sus escritos. Esto nos ayuda pues, ahora que contamos con la tecnología, la mayor parte de las personas deja de usar su imaginación y sus criterios para dar su propia opinión acerca de un tema. Prefiere buscarlo en internet y ver lo que otras personas comparten, que a veces puede resultar erróneo, pero por pereza a generar un propio punto de vista, prefieren utilizar lo más fácil que a veces suele perjudicar. Si la mayoría de libros y relatos nos dejaran este tipo de finales, nosotros como personas podríamos crear nuevos significados e incluso tener más temas de conversación para debatir, e incluso la sociedad dejaría de usar menos la tecnología para solo concentrarse en este tipo de historias creando inimaginables finales ficticios, que nos pongan en duda a todos si en realidad pudiera pasar en un futuro y nos haría tener más pasión hacia la lectura, aprenderíamos de una forma interesante y beneficiaria, nuestro mundo y sociedad cambiaría por completo, provocando un bien para todos, de una forma diferente.